Escuchar en los medios noticias acerca de si la tortilla poco cuajada es saludable o si un restaurante ha sido clausurado por detectarse listeria o que varios comensales de una celebración han sido ingresados por salmonela resultan cada vez más alarmantes.
La cadena alimentaria es amplia, sofisticada, en continua evolución y al mismo tiempo muy sensible de sufrir amenazas que se trasladen al consumo humano.
Quienes participamos en la extensa cadena de suministro de alimentos; investigadores, productores, fabricantes, distribuidores, manipuladores, transportistas, legisladores, auditores, certificadores y consultores estamos sujetos a normas, protocolos, regulaciones y buenas prácticas que fomentan el uso de sistemas de seguridad alimentaria.
Hemos aprendido a leer las etiquetas, a quejarnos de cuando un producto no está en condiciones o a castigar a una marca por no actuar con responsabilidad.
Nos hemos concienciado de que hay que comer alimentos seguros, y para ello, las empresas tienen que destinar muchos recursos; en adecuar sus instalaciones, en investigar, en la formación de sus profesionales, en la actualización de sus equipos, en los sistemas de control o en jornadas de sensibilización.
Tomar conciencia de que somos parte de la cadena alimentaria es vital para consumir alimentos que no sean perjudiciales para nuestra salud.
En estos 10 años de Superia hemos sido testigos y participantes activos de la evolución de las empresas en fortalecer los sistemas de trabajo y en inculcar valores que han transformado sustancialmente la forma de actuar en relación a la seguridad alimentaria.
Hoy celebramos el día de la seguridad alimentaria reconociendo el compromiso y dedicación de todos los que contribuimos a mejorar la cultura de calidad y seguridad alimentaria de nuestras organizaciones.
Os invitamos a compartir experiencias, de la mano de algunas de nuestras consultoras y clientes, que han servido para fortalecer la cultura de calidad y seguridad alimentaria.