En los últimos tiempos las metodologías agiles se están consolidando en algunas organizaciones debido, en gran medida, al entorno tan cambiante que se está viviendo. Sin duda, situaciones poco previsibles como la crisis sanitaria, la escasez de materias primas, la crisis energética, el incremento de precios desorbitado, la subida de tipos de interés, …. han propiciado la necesidad de adaptarse rápidamente a estas circunstancias; no se pueden tener planes de contingencia para todos los eventos adversos o favorables.
Pero en realidad, todo este proceso de cambio acelerado se venía dando desde hace tiempo por el avance de las nuevas tecnologías que exigen un esfuerzo de integración constante en los procesos de las empresas y las sucesivas innovaciones en el mercado que requiere de revisión constante de la estrategia. Por eso, el agilismo, era ya una realidad en algunos de nuestros clientes antes del impulso que se le ha dado ahora.
De entre todas las herramientas ágiles nos queremos centrar en Scrum, porque es una metodología sencilla de aplicar, sirve de gran ayuda para planificar y controlar trabajos con cierta complejidad y se ha demostrado que se consiguen resultados positivos a corto plazo.
Scrum se ha identificado históricamente con el desarrollo de software, porque fue en este sector donde se aplicó inicialmente, y ciertamente en las empresas de software o que tengan un departamento de informática propio es muy recomendable su utilización. Sin embargo, en otras actividades no se está aprovechando su potencial, que según nuestra experiencia han dado un salto cualitativo de calidad tras su puesta en marcha.
Hemos llevado a cabo proyectos exitosos de Scrum en departamentos de I+D+i, de audiovisual, de mantenimiento, … y claro está, en el área informática de grandes empresas. La clave está en que la técnica se adapte a cada implantación concreta y que mejore con el tiempo, sin perder la esencia de los principios ágiles del scrum.
En todos los casos el comentario de nuestros clientes ha sido parecido: “hay un antes y un después de aplicar scrum”. Y ¿por qué se aprecia tanto valor por parte del cliente? Hay varias razones a nuestro entender, la primera sería que las personas que gestionan actividades complejas o difíciles de planificar sufren la presión continúa del plazo, el control presupuestario, el avance del proyecto y está técnica ayuda mucho a controlar estos aspectos. Pero hay muchas ventajas más, ya que sirve para focalizar las tareas en lo que es importante en cada momento, se aumenta la productividad del equipo, los objetivos son a corto plazo, es un sistema participativo y transparente, se reduce el riesgo, …
Si además, combinamos el Scrum con herramientas visuales tipo Kanban multiplicamos los beneficios tangibles e intangibles en un porcentaje nada despreciable.
Desde Superia queremos invitar a las empresas a que se familiaricen con Scrum+Kanban mediante el desarrollo de acciones formativas o proyectos piloto que, con casi toda seguridad, darán lugar a su implantación efectiva en la organización.
En el caso de estar interesado puede contactar con superia@superia.es para la puesta en marcha de metodologías ágiles.